Las primeras carpinterias
La historia de la silla y sus representaciones más antiguas se encuentran en el arte antiguo egipcio de Oriente Próximo y en el arte griego clásico. Ya en el siglo VI a.C., los griegos inventaron el Klismos, una silla de patas y respaldo curvos. Estas sillas son omnipresentes en el arte griego de aquella época, en el cual sirven de asiento a todo tipo de personajes. A principios de la primera dinastía egipcia (aprox. 3185 a 2925 a.C.), la carpintería se desarrolló rápidamente, probablemente gracias a la proliferación de herramientas de cobre. De este modo, las viviendas más adineradas comenzaron a ser equipadas de camas, cofres, sillas y taburetes, a veces ornamentadas con elementos de cobre o de marfil. Las patas de los muebles solían estar talladas en forma de patas de animales domésticos.
Sin embargo, las viviendas más humildes no poseían ninguna silla, o sólo para la persona más importante de la familia. Mientras, las familias moderadamente ricas poseían sillas pintadas como las de gente adinerada, pero de calidad mucho menor. En la Roma antigua, los cónsules y personalidades importantes disponían de una silla curul, que estaba reservada para ellos y que hacían transportar con ellos en sus viajes. Se trataba de un asiento sin respaldo, en marfil o de marfil incrustado, bastante alto, con las patas curvadas y cruzadas en forma de X.
La historia de la silla d.C.
En China, según el sinólogo Donald Holzman, la silla fue introducida a principios de la era cristiana, alrededor del año 175 d.C. El emperador Ling, aficionado a los objetos de procedencia occidental, fue el que inició la moda. Estas sillas eran utilizadas fuera de la casa sin más ceremonia, durante siglos.
Se trataba de sillas plegables, el único verdadero asiento utilizado por los chinos (además de los divanes y taburetes) hasta el desarrollo de las sillas de estructura fija entre 750 y 960. Durante la Edad Media en Europa la gente humilde seguía poseyendo muy pocas sillas, que resultaban demasiado caras para ellos. Es por ello que solían emplear los bancos y taburetes como asiento, o muchos otros objetos domésticos, como los arcones.
Durante el Renacimiento, la silla empieza a usarse en las casas más adineradas, pero no fue hasta el siglo XVIII que se convirtió en un mueble popular en Europa. Ya a finales de los años 1880, las sillas se volvieron corrientes en los hogares de los Estados Unidos, en las cuales cada miembro de la familia poseía una silla para sentarse a cenar.
La gran revolución
En 1948, en la exposición Low Cost Furniture Design en el MoMA de Nueva York, el prototipo de la primera silla moldeada en plástico en una sola pieza fue presentada por Edgar Kaufman Jr., Robert Lewis y James Prestini. En los años 60, debido a la Guerra del Pacífico, se produjo una escasez de caucho natural (que era importado de las Indias neerlandesas y de Malasia) en Europa y en Estados Unidos. De modo que los fabricantes de muebles comienzan entonces a emplear materiales flexibles, como el nylon, el cuero artificial y otros tipos de plásticos (ABS, poliéster, polipropileno, etc).
Así, estos nuevos materiales se generalizan para la fabricación de sillas. Este cambio de materia prima, destinada al principio a responder a la demanda creciente en muebles debido al aumento de población, permitió la producción de sillas de plástico industrial de una gran variedad de formas, texturas y colores. En 1973, la crisis del petróleo y el aumento consecuente del precio del crudo marcan el declive del diseño de sillas por los grandes diseñadores. Sin embargo, los muebles de plástico barato se volvieron muy populares.